miércoles, 14 de enero de 2015

2- Los verdaderos superheroes

La infancia del pequeño Tipo tuvo la compañía de la tele, las revistas de historietas y juguetes varios. Mas naif, menos violentos y mas entendibles que los actuales, los superhéroes formaron parte de su vida de niño, como las de todos los de su generación. El Hombre Araña, Superman, Batman, el Zorro y otros más, eran parte del Dream Team de la tarde, de cualquier infante de principios ya de los 70. A esta galería les podríamos agregar algunos mas, creados por la inefable imaginación de nuestro personaje. Durante su adolescencia, soportando el sopor que le producía, las horas de Merceología (sino saben que es, catch a book, please), fueron emergiendo otra especie de superhéroes, de la mente enferma de nuestro personaje.
Super-yo: o sea él mismo, con diversos poderes, como poder dormir, mientras estuviera en clase y parecer despierto y atento al profe. Ese mismo docente, que en realidad, tras su traje y su cara de nada, era en realidad un destructor de mentes adolescentes, usando como arma., el dichoso libro de clases. Este engendro de cuasi héroe, venia acompañado de su lapicera mágica, la cual, escribía pruebas de cada materia, sin necesidad de que su dueño estudiara. Bastaba colocarle una Evereadychica, pero a no olvidarse de ponerle cartucho, sino la prueba quedaría en blanco o a medio escribir. No reporta parentesco alguno con el ello y el yo, de un tal Freud.
Langamán: o sea él mismo, con otros poderes como la decisión, la confianza y una gran autoestima como para poder acercarse al otro sexo. Con armas poderosas, como una buena mirada y un diálogo acorde, este prototipo de galán podía elegir a cualquier víctima para saciar sus mas bajos instintos (en este caso, con un beso alcanzaba, no olvidemos la época, en que estos sucesos se desarrollan).
Con las disculpas del caso, dejemos de lado este mal momento de la literatura argentina, y sigamos adelante.
Ya en la adultez, la continúa obsesión de Tipo por el análisis, no se detuvo ni siquiera para con sus viejos compañeros de infancia. Descubrió que eran personajes absolutamente infelices y solitarios. Todos tenían aparte de un pasado trágico, un lado oscuro, tremendos secretos, y un total renunciamiento a una vida común. No podían tener pareja ni hijos, salvo que el guionista, a falta de ideas y dinero, decidiera continuar la historia con: el hijo de… o el sucesor de….
Resumiendo, eran unos pobres tipos, sin francos ni vacaciones, ni vida propia. Salvando a ingratos, desconocidos, individuos que no sabemos si realmente deberían ser rescatados, al igual que gente noble y honesta. Tipo comprendió en su análisis también que todos estos, de no haber sido por alguna circunstancia trágica o dolorosa, jamás hubieran hecho un pito por nosotros. Y mirando alrededor suyo, descubrió un par de superhéroes, sin disfraz cirquero, ni multicolor. Que a diferencia de los otros, pasaban desapercibidos entre la multitud. Que tenían familia y pareja, que eran felices, y no necesitaron ninguna desgracia para poner manos a la obra. Que no obtendrían el reconocimiento popular, solo de los que estuvieran a su lado. Que el único objetivo en sus vidas, no era salvar al mundo, sino la felicidad de sus seres queridos.
Miró a su padre, y recordó que todo lo que tenía en ese momento, poco o mucho, lo había conseguido solo con su esfuerzo, sin poderes ni fuerzas mágicas. Y que a principios de los 60, tomaba su única arma, la bicicleta, y marchaba silbando desde Avellaneda hasta Capital, a comprar mercadería para su reciente emprendimiento. Todo esto por la tarde, ya que la mañana la había empleado, para transmitir conocimientos a sus alumnos de 7mo grado. A esos mismos, a los cuales durante dos tardes por semana, preparaba para el ingreso a Primer Año, ya que en esos años se requería un examen para entrar a la secundaria. Con las espaldas cubiertas por su inseparable camarada, Mamá Tipo, que atendía el hogar, el negocio cuando él no estaba, y al pequeño Tipo. Y en su tiempo libre, daba clases de corte y confección. Con caras de cansancio, pero felices, fueron trabajando con el objetivo de dejarle a nuestro personaje, algo con que defenderse el día de mañana. Que no era una varita mágica, ni una poción, ni algún superpoder oculto, sólo las herramientas para poder valerse de si mismo cuando creciera. Por ahí, a la larga, el heredero no hizo el mejor uso de las mismas, y sus malas decisiones hicieron que a veces, ellos no se sintieran muy orgullosos de él. Ni siquiera él, se sentía un buen merecedor de tanto esfuerzo, por parte de ellos. Pero sabía en el fondo, que todo era parte de su aprendizaje, sobre todo entender el mensaje que dejaban los errores. Hasta alguien como él, podía entender esto. Y después de tantos años, aún mirando una foto, era capaz de decir gracias, y sentir un orgullo inmenso por todo lo realizado por ellos. Luego de esto, sentirse mejor y encarar la vida, sin desear un superhéroe de historieta, sino uno de carne y hueso para su pequeño hijo, el Enano. Deseando tener la suerte de sus padres, que lograron tener la admiración, reconocimiento y gratitud por parte de su vástago.
Por ahí esta historia ya fue escrita, o al menos parecida, o el tema ya fue tratado. No se trata de imitar o plagiar a nadie. Solo que, al igual que el personaje, creí conveniente homenajear, por un lado, a los superhéroes de ficción, que lo único que tenemos que agradecerles es su compañía y entretenimiento, pero nada más. Y por otro lado, a los verdaderos superhéroes, los de verdad, lo que si lo hubiésemos necesitado, habrían dado la vida por nosotros. El sacrificio, enseñanza, abnegación y amor, siempre serán agradecidos por los fans número uno: sus propios hijos.
A Don Seve (El Maestro), y Doña Cora, con amor y eterna gratitud.

1- El emporio de los Dones


Jacek_Yerka_fortepian
Siempre se utilizan frases como “talentoso se nace, no se hace”, y que fulano o mengano tienen un don adquirido, cuando mencionamos a alguien destacado, por tal o cual habilidad. En ambos casos las máximas se cumplen a rajatabla, y la explicación se revelará a continuación.
Hay una creencia, no tan popular, que relata que, antes de nacer, los seres humanos pasan por un proceso desconocido para la gran mayoría. Como no puede ser de otra manera en las historias de CiertoTipo, hay intervención fantástica. Y en este caso puntual, se personifica en el ADN (Asesor de Negocios). Este personaje recibe al individuo por nacer, y le explica el procedimiento a seguir, antes de llegar a este mundo.
El mismo consiste en entregar 1500 Benduris (Unidad monetaria de esos lares), para que el candidato a mortal, los pueda gastar en el Emporio de los Dones. Una vez ahí, previo asesoramiento por parte de ADN, el potencial inversor debía decidir, que dotes podía adquirir, de acuerdo a sus necesidades y deseos para su inminente vida. Pero, al igual que en el Gran DT de Clarín, los mejores jugadores son los mas caros, y es casi imposible tener a mas de 2 de ellos en el mismo equipo, los dones mas deseados costaban mas. Y así, se excedía con creces la suma asignada. Para citar ejemplos, el que elegía comprar fama, se quedaba sin benduris para comprar privacidad.
Algunos que adquirían riqueza, se quedaban sin humildad. Era más o menos, volviendo al referente anterior, como querer tener a Palermo, Verón y Ortega en el mismo equipo, imposible.
En otros casos, estaban los que aprovechaban las ofertas, las cuales les permitían tener un poco de cada cosa, en dosis mínimas. De ahí que hoy en día, estamos plagados de pseudos artistas, los cuales cuando se les pregunta por sus dotes responden: “Y yo canto un poco, me la rebusco bailando, algo de gracia tengo”. Lo que da igual, a un talento incompleto. Eran muy pocos, los que podían elegir las dosis justas, para conformar una persona íntegra. Luego de este breve pantallazo de cómo funcionaba la cosa, no me queda más remedio que contarles, como encaja nuestro personaje central en todo esto.
(Contratos son contratos y hay que cumplirlos).
Antes de llegar a este mundo, a no se sabe que, el pequeño Tipo tuvo su obligada entrevista con ADN. El asesor recuerda con cierto fastidio, la extensa charla que tuvo con el aspirante a persona. Para los que lo conocemos, no nos es difícil deducir, las dudas, desconfianzas e indecisión, que habrán sido moneda corriente, durante ese extenso encuentro. 
Aun si tener en claro lo que iba a hacer, el proyecto de hombre marchó obedientemente hacia el Emporio. Una vez ahí, recorrió el lugar, hurgó por todos los rincones, sacó cuentas, como quien diría, “se tomó su tiempo”. Tanto así, que un empleado del local, percibiendo el perfil del potencial comprador, se acercó a recordarle, que por las dudas, cerraban a las 20, sin excepción. Finalmente, no hizo falta esperar al cierre. El eterno indeciso, recorrió las distintas góndolas, e hizo las compras correspondientes, sin pasarse de su presupuesto. Al llegar a la caja, la empleada imprimió el ticket correspondiente. El mismo lucía más o menos así:


Emporio de los Dones cuit: 78-3648585-9,5 
  
Art Cant Importe Subtotal 
Memoria 100% 500 500 
Belleza       
Nobleza 80% 150 650 
Lealtad 80% 150 800 
Riqueza       
Pobreza       
Gratitud       
Inteligencia       
Humildad 90% 65 865 
Soberbia       
Éxito       
Fracaso       
Voz 10% 35 900 
Oído Musical 80% 55 955 
Baile       
Sensibilidad 85% 200 1155 
Talento       
Paciencia       
Desconfianza 100% 150 1305 
Duda 100% 150 1455 
Otros (Especificar)       
        
        
    Total en Benduris 1455 
        
    Consumidor Final   
    Dos puntos a tener en cuenta. Uno, gastó 1455, cuando disponía de 1500. Explicación: creyó siempre conveniente guardar algo para el viaje. Según su imaginación, al no conocer el viaje, que le esperaba próximamente con destino al nacimiento, no fuera cosa que se quedara a pie, o sin transporte, para poder salir del interior de su madre. Numero dos: la cantidad de memoria comprada, tanto como si hubiera comprado una pc. Explicación dos: seguro que a ud. alguna vez le sucedió, de manotear por error, arroz en vez de azúcar o una marca por otra. Bueno, a Tipo le sucedió algo así. En el apuro, tomó de la góndola memoria, cuando en realidad, lo que quería llevar era inteligencia. De ahí que siempre lo creyeron inteligente, cuando en realidad era memorioso. A la salida del Emporio, divisó un pequeño stand con un cartel que rezaba lo siguiente: “Prestamos personales. Si no le alcanzó el presupuesto, nosotros lo ayudamos”
 Ahí recordó que ADN, le había sugerido evitar caer en la tentación de visitarlo. Por tanto, solo se limitó a mirar desde lejos. Lo atendía un señor vestido de rojo, con dos prominencias en su cabeza, en ambos extremos. Justo en ese momento, le estaba haciendo firmar a un joven, las condiciones del préstamo. Le llamó muchísimo la atención de que el muchacho, pinchara su dedo con un alfiler, e hiciera como un dibujo con su propia sangre sobre el documento. El ofertante contaba con la colaboración directa de dos señoritas con poca ropa, pero del mismo color que la del jefe. Años después, un grupo de porristas de un conocido club de Avellaneda, copió la misma indumentaria. Y cosa curiosa, nunca recibió una demanda por plagio. Casi cuarenta años después, Tipo no podía entender, porque le resultaba tan familiar, el rostro de una persona de su misma edad, que ilustraba la portada de un matutino. El epígrafe contaba el trágico final de un exitoso y millonario empresario, que había aparecido asesinado en el baúl de su coche. Sentía como si lo hubiera conocido de otra vida. En fin, luego de pagar su ticket y marcharse del Emporio, le fue entregado un boleto para ingresar a un túnel. No era el de Sueiro, pero también había luz al final. Se parecía mucho a la de un quirófano, por la cantidad y la potencia de los focos. Le fue requerido quitarse la ropa al ingresar, porque se iba a manchar un poco. Luego un joven le conectó el ombligo a algo que parecía una larga manguera. Y ahí, de pronto, se sintió pequeño, muy pequeño. No comprendía bien lo que ocurría, pero cada vez se achicaba más. Los ojos se le volvieron como achinados. No podía hablar. Cada vez que lo intentaba, lo único que le salía de la boca, era una especie de llanto, que cada vez sonaba más fuerte. El joven que lo asistía, indiferente a todo lo que le ocurría, le pidió que solo se acostara, que ya lo iban a venir a buscar. Y así fue, solo de una forma queTipo no esperaba. Se dejó deslizar hasta un cierto punto, se sintió medio manchado, como le habían anticipado, y luego sintió como si lo tiraran de los pies. ¿Qué sucedía? ¿Adonde iba? Ahí fue cuando perdió el conocimiento.
Lo siguiente, aun hoy, permanece borroso en su memoria privilegiada. A veces con mucho esfuerzo por parte de la misma, recuerda brevemente, sentirse cegado por las luces, pero llorando sin cesar. Y lo siguiente y último, la cara de una mujer en una cama con una especie de cofia. Luce casi agotada, como si fuera resultado de un tremendo esfuerzo. A su lado, un hombre sonriente, sosteniendo su mano. Ambos con una amplia felicidad, que se reflejaba en no poder dejar de mirarlo y de hacerle morisquetas.
 fotonayarit